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Después de un 2020 nefasto y un invierno en 2021 no demasiado mejor, por fin pude hacer un buen viaje a Los Alpes. Estaba deseando ir a montañas grandes y majestuosas, las que no veía desde el último viaje a Noruega en 2019.
Este verano de 2021 sigue siendo raro y bastante inestable con el tema de la dichosa pandemia del coronavirus y no estaba nada claro que este viaje lo pudiera hacer con unas mínimas garantías. Hasta prácticamente el último momento no estuvo claro al 100% el tema del pasaporte covid y de como cada país de la Unión Europea lo iba implementando. Oficialmente entró en vigor en todos los estados miembros a partir del día 1 de julio pero mi viaje estaba planeado antes. Por suerte finalmente pude solicitar mi documento y por los países que me iba a mover, no ponían demasiadas pegas y aceptaban el certificado antes de la fecha oficial, aunque tenían sus propias condiciones para ingresar en sus territorios. Cumpliendo con los requisitos y llevando todo en orden, no hubo ningún problema para poder moverme con total libertad (por supuesto cumpliendo con todas las medidas sanitarias actualmente vigentes y que todos conocemos).
Tenía más o menos claros dos sitios a los que si o si quería ir. Dos lugares que permanecían en mi lista personal de sueños por cumplir: El Stelvio y las Tres Cimas de Lavaredo.
Pero claro, ya que vas, aprovechas para hacer más cosillas. Para sacar ideas consulté tres libros: Ascensiones Míticas, Ascensiones Secretas y Los 50 mejores puertos de los Alpes en bicicleta.
Ascensiones Míticas y Ascensiones Secretas son dos libros bastante conocidos entre los ciclistas aficionados a subir buenos puertos. De tamaño grande con muy buenas fotografías, son ideales para consultar de vez en cuando y disfrutar de la lectura que acompaña las fotos. La «lista de pendientes» aumenta rápidamente inevitablemente.
El de Los 50 mejores puertos de los Alpes es más una guía de tamaño bolsillo que puedes llevarte de viaje cómodamente, con las ascensiones bien explicadas. Me gusta porque no se excede en detalles y te da lo justo y necesario. El resto es subirte a la bici y descubrir…
Pues bien, de aquí saqué otros dos destinos fijos: La Carretera del Glaciar de Sölden, en Austria y el famoso Passo Gavia, que se encuentra muy cerca del Stelvio. A parte pensaba en hacer alguna otra cosa pero los días para el viaje eran los que eran y había que disfrutar también de viajar en fugoneta con lo que el «menú» era más que suficiente y apetecible.
Tengo la suerte de tener una furgoneta camper que me da mucha libertad a la hora de planificar este tipo de viajes. Además simplemente viajar en furgo ya es un placer en si mismo con lo que combinar ambas cosas se convierte en un planazo seguro.
La ruta que seguí en estos días, sin contar el trayecto de ida y vuelta a Bélgica, fue primero parar en Austria y luego pasar a Italia.
Además de subir en bici los 4 puertos, pasé en furgo por otros también precisosos, bien conocidos por los ciclistas y de una belleza digna de ver, como por ejemplo el Passo del Pellegrini o el Passo Giau (ambos también reseñados en la guía de Los 50 mejores puertos de los Alpes)
El viaje estuvo genial y salió todo a pedir de boca, con una meteorología muy buena teniendo en cuenta que estamos hablando de alta montaña.
A continuación y en los sucesivos posts (este es la primera parte de cuatro en total) te cuento un poco sobre cada una de las ascensiones que hice en bici, desde el punto de vista de un cicloturista que, como dice una buena canción, «no pretende conquistar, sino sobrevivir, allí…»
Esta carretera del Rettenbachtal es, después de la que sube hasta el Pico Veleta (Sierra Nevada – Granada) la carretera asfaltada más alta de Europa y por lo tanto de Los Alpes, con una altura máxima de 2829 metros sobre el nivel del mar.
Se sube hasta una pequeña estación de ski en la que según tengo entendido se esquía los meses de julio y agosto, por unas pistas que hay a los lados del glaciar. Personalmente me parece un destrozo en medio de un paisaje tan bonito y salvaje pero también hay que tener en cuenta que la carretera llega hasta allí por eso. Por pedir, me gustaría que se desmontasen los remontes y la carretera ya que está, se dejase para los ciclistas. Pero claro, soñar es gratis y estamos en los Alpes, no en una cordillera remota. Estas montañas en general están bastante explotadas, desgraciadamente.
Para llegar a la cota máxima hay que cruzar un tunel de casi 2 km de longitud, que es el tunel de carretera más alto de Europa. Desgraciadamente no pude llegar a cruzarlo ya que la carretera estaba tapada de nieve y hielo. Conseguí llegar hasta la cota de 2747 metros, que tampoco está nada mal.
Yo subí desde Huben, pero el puerto comienza oficialmente en Sölden.
Se va ganando altura rápidamente por unas primeras calles a media ladera donde hay pequeños hoteles y casas para vacaciones, para meternos enseguida en rampas durísimas que prácticamente van al 13% constante durante toda la ascensión. En algún momento disminuye la pendiente un poco al 9% pero de ahí no te baja, menos en el único descanso que encontraremos, al pasar el peaje (por supuesto en bicicleta no se paga).
Según la guía, la pendiente media es de un 10,4% con un desnivel positivo acumulado de 1380 metros en 13km (desde Sölden).
Este puerto algunos años se sube en La Vuelta a Alemania, no sin polémica ya que hay gente a favor como en contra de que se incluya en la carrera. La discusión tiene sentido pero personalmente me inclino a favor. Las quejas vienen por parte de algunos corredores y aficionados que opinan que dada la dureza y que la carretera no tiene salida, no aporta nada decisivo para la clasificación general. Según algunos ciclistas profesionales, de lo único que te puedes preocupar es de sobrevivir y poco más.
Según el libro «Ascensiones secretas» la inclinación de la carretera está casi al mismo nivel que la cara difícil del Zocolan y estadísticamente es más difícil que el Mortirolo o el Angliru ya que hay que meter en la ecuación la altitud que hace que a los pulmones les llegue aproximadamente un 3% menos de oxigeno.
En el libro se cuentan bastantes más cosas y seguro que buscando en Internet se encuentran más referencias.
A nivel personal no puedo comparar con el Zocolan ni el Angliru pero si puedo decir que es el puerto más duro que he subido. No da tregua ni regala un solo metro. Te lo tienes que ganar a pulso.
De todas maneras, poniendo un ritmo lógico que puedas aguantar, guardando siempre fuerzas y haciendo alguna parada, se puede subir y disfrutar de una ascensión salvaje y preciosa.
Empecé el viaje seguramente por la ascensión más física de las cuatro.
De mi «palmarés personal», seguramente es también el puerto más duro que he subido hasta el día de hoy.
Si te gustan los puertos duros en alta montaña, es para tí. Una experiencia inolvidable.
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