El sociólogo y economista español Manuel Castells Oliván acuñó el término era de la información en su trilogía homónima, publicada en la década de los 90. En ella profundizó en la relación existente entre la evolución económica y las transformaciones políticas, sociales y culturales, para crear una teoría global de la información. El asesor de Tony Blair, Anthony Giddens, valoró su trabajo al nivel de las teorías sociológicas de Karl Marx o Max Weber.
La “era de la información”, también llamada era digital o era informática, designa al periodo en el que el movimiento de información se volvió más rápido que el movimiento físico, gracias a la creación y desarrollo de las tecnologías digitales de la información y la comunicación (TICs).
Vivimos sumergidos en un flujo continuo de información y en lo referente a la bici no iba a ser diferente. En esta entrada voy a tratar de explicar mi opinión sobre la información, como la utilizamos y su exceso.
La generación a la que pertenezco tuvo la gran suerte de vivir hasta prácticamente pasada la adolescencia sin tener Internet ni teléfonos móviles y de pillar estos avances justo en su comienzo (para el común de los mortales). ¿Qué quiero decir con esto? Que hemos vivido una época en la que para acceder a información sobre rutas, materiales, etc, había que buscarse un poco más la vida que ahora, que con dos clic en la pantalla, accedemos a ríos de datos en pocos segundos y sin movernos del sitio.
Esa búsqueda de info anterior a Internet, era en si misma un placer. Puedo hablar con concimiento del tema, a partir de mediados de los años 90, en los que se accedía a cualquier información del mundo de la bici, a través de revistas especializadas (cuando podías comprarlas, que no era siempre), libros y rara vez, cuando salía algo por la tele que no fuese el Giro, el Tour o la Vuelta. Entre esto, y curiosear de vez en cuando en las viejas tiendas de barrio, donde con suerte en ratos de poco trabajo el dueño te enseñaba alguna bici o algún componente de última generación (que nunca podrías comprar pero de los que se sacaban conclusiones). Esto era todo y se asimilaban las cosas de forma más pausada que a día de hoy (para bien y para mal).
Para aprender a arreglar la bici, más de lo mismo: libros y boca a boca. Esto a veces se traducía en llevar siempre algo desajustado en la bici, ya que “prueba – error” era algo típico y no siempre se acertaba.


Salir de ruta era siempre una aventura, aunque no te fueses demasiado lejos. Se descubría todo según se iba viviendo. A no ser que estuvieses haciendo algo visto antes en un libro, no tenías datos de desniveles, no habías visto más de dos fotos (con suerte) del recorrido, ni podías saber muy bien el estado de las carreteras o caminos con datos fiables a no ser que alguien que había pasado hacía poco te lo contara de primera mano. Y no digo ya, información en tiempo real sobre la meteo, estado del tráfico, etc. Eso eran cosas de ciencia ficción.
El resultado como digo, es que era siempre una aventura salir con la bici. Algo más “primitivo” y que al no existir las redes sociales, te quedabas sólo para tí y tus amigos.
Decía al principio que la gente que hemos vivido esta época pre-internet habíamos tenido suerte, porque las cosas se valoran de otra manera. Ni mejor, ni peor: diferente. Soy consciente que para alguien más joven estas reflexiones podrían ser un tostón, o la típica historieta de abuelo cebolleta.
Ya llevamos muchos años con acceso directo a chorros de información, y la mayor parte de ello es algo enormemente positivo.
Tanto el intercambio de info a través de los foros (que a lo tonto tienen ya sus añitos) y redes sociales, como el acceso a blogs y medios especializados es enorme. Sabiendo separar un poco el grano de la paja, es una maravilla todo lo que podemos aprender.
Los vídeos que se cuelgan principalmente en YouTube y Vimeo, son también una gran fuente de datos con tutoriales de mecánica, información de rutas, etc, muchas veces con gran calidad y “gratis”.

Me quiero parar un poco en esto del YouTube para hacer una crítica al “mundillo youtuber”. Sinceramente, no me gusta nada. Encuentro una gran diferencia entre los vídeos donde se comparte información interesante, a los vídeos de “marujeo”. Entiendo que la libertad es lo primero y cada cual cuelga lo que quiere, como cada cual ve lo que quiere, pero personalmente creo que es llenar de “morralla” la red con egos desbocados que cuentan “sus movidas” adornadas a veces con buena producción audiovisual y que facilmente enganchan a montones de cibernautas. Por supuesto he visto a varios videos de este tipo, y alguna vez me han entretenido. Pero la verdad, muy poco y cada vez que me salta algún vídeo de este tipo, me produce mucho rechazo ya que creo que no me aporta ningún valor interesante, salvo contadas excepciones. Querer conseguir reproducciones a cualquier precio y llenar la red de paja sin casi grano, no me parece algo digno del poder real que tiene la red. Algún día puede que escriba algo sobre esto un poco más desarrollado, pero no quería dejar de comentarlo ya que de información va esta entrada.
Recientemente ví un vídeo de un conocido ciclista youtuber, que hablaba sobre una aplicación de móvil para conocer en todo momento la meto en tiempo real y evitar la lluvia. La app aporta muchisima info, hasta el punto de que se puede conocer la sensación térmica que encontrarás en tal kilómetro, a tal hora del día. Ya llevaba un tiempo pensando en escribir algo sobre estas cuestiones, y este vídeo fue el detonante.
Creo sinceramente que nos estamos volviendo unos ciclistas demasiado robotizados.
Aquí es donde hago la crítica más directa:
Información para aprender, descubrir nuevas rutas, inspirarnos nuevas aventuras… SI
Información excesiva a la hora de salir a rodar NO

Por supuesto que hay muchos tipos de ciclista, y perfiles de todo tipo y color y habrá gente que en cuanto más bajo control tenga todo, mejor se sienta y más le motive salir. Sin embargo, creo que este exceso de datos nos hace peores ciclistas, menos intuitivos y más dependientes, además de matar por completo la aventura.
¿A partir de cuanto es exceso o no? Esta es la pregunta clave y la respuesta es abierta. Pero está bien parar y hacerse esta pregunta, así como contestarse a unx mismx de forma honesta. Al igual que esto podrá variar dependiendo de la envergadura de la actividad en cuestión.
Normalmente todo el mundo consulta la predicción meteorólgica, y alguna cosa más para hacer la ruta con ciertas garantías pero nos encontramos en un momento en el que caer en el exceso es demasiado fácil.
El mayor acceso a información, en principio siempre será algo enormemente positivo, pero el uso que le demos será la clave.


Llevar un ciclocomputador gps hoy día es algo ya muy común y dependiendo del modelo, nos aportará más o menos datos sobre el recorrido y sobre datos para el entrenamiento. Si no disponemos de uno de estos dispositivos, la gran mayoría llevamos un smartphone siempre encima, con aplicaciones de todo tipo que también nos aportan muchos de estos datos. Además de poder buscar de forma muy fácil cualquier necesidad que surja en medio de la ruta, como alojamiento, tiendas, etc. Creo que esto si representa un antes y un después ya que son herramientas muy útiles. A pesar de todo, un mapa en papel nunca está de más y es recomendable llevarlo (¡y saber interpretarlo!). Para mi, un ciclocomputador con gps es un complemento ideal. La información que aporta mejora la experiencia. Pero volvemos a lo de antes: ¿Hasta que nivel de datos?. Puede llegar un momento en el que más que el paisaje, vayas mirando sólo la pantalla “del bicho”.

La conclusión final, es que tener información siempre será positivo, y es un poco absurdo ir en contra del progreso en este sentido, pero caer en un exceso y volvernos unos ciclistas robots es demasiado fácil y un riesgo, ya que esa conexión con la naturaleza y nuestra propia esencia se verá contaminada con un sin fin de datos que a la hora de la verdad no nos aportarán tantas ventajas como a priori pudiera parecer.
Tener un equilibrio es la clave, y no es siempre fácil de conseguir.