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Geográficamente hablando, Bélgica tiene una posición privilegiada ya que por su pequeña extensión y ubicación, es relativamente sencillo cruzar la frontera a otros países.
En esta ocasión la ruta elegida fue pasar un poco a Francia para conocer el velódromo de Roubaix y desde allí subir de nuevo a Bélgica, siguiendo el canal de Roubaix. En territorio belga de nuevo, visité diferentes lugares interesantes si te gusta unir historia bélica y ciclismo.
Como la ruta iba a ser larga, no me entretuve mucho en visitar la ciudad y fui directamente a lo que más me interesaba conocer: El velódromo.
Para la gente amante del ciclismo este lugar es como visitar una catedral. Este velódromo sobre todo es conocido por ser el final de la Paris-Roubaix, clásica de primavera y uno de los cinco monumentos, que se disputa el segundo domingo de abril.
El velódromo André-Pétrieux (nombre oficial) fue inaugurado en 1936 sin embargo la París-Roubaix es bastante más antigua, siendo su primera edición en 1896.
En julio del año pasado hice otra ruta desde casa, ida y vuelta al bosque de Arenberg (Francia) y su famoso pavé. Otro de los sitios clave de la París-Roubaix y para mi gusto, el tramo más bonito.
De nuevo en territorio belga, pasé por Mesen. Este pequeño pueblo, según un cartel que vi, es la ciudad más pequeña de Bélgica. No sé si esto es así, porque también se dice que es Durbuy. Pero si en Mesen dicen que son ellos, no vamos a discutir.
Estamos ya en una zona llena de vestigios de La Gran Guerra (1914-1918). De aquí y hasta prácticamente Kortrijk, no se deja de pasar por cementerios militares de este triste periodo de la historia, así como monumentos en recuerdo, placas, etc.
En la plaza de Mesen, hay un monumento que recuerda uno de los episodios más curiosos de la 1ª Guerra Mundial: La tregua de navidad.
Wikipedia: Se conoce como Tregua de Navidad a un breve alto el fuego no oficial que ocurrió entre las tropas del Imperio alemán y el Imperio británico estacionadas en el frente occidental de la Primera Guerra Mundial durante la Navidad de 1914. La tregua comenzó en la víspera de la Navidad, el 24 de diciembre de 1914 cuando las tropas alemanas comenzaron a decorar sus trincheras, luego continuaron con su celebración cantando villancicos, específicamente Stille Nacht (Noche de Paz). Las tropas británicas en las trincheras al otro lado respondieron entonces con los mismos villancicos en inglés. Ambos lados continuaron el intercambio gritando saludos de Navidad los unos a los otros. Pronto ya había llamadas a visitas en la tierra de nadie, donde pequeños regalos fueron intercambiados: whisky, cigarrillos, chocolates, etc.
Durante la tregua, hubo hasta partidos de fútbol, tal y como muestra la escultura.
Hay una película muy buena sobre esta historia que te recomiendo si no la has visto todavía. Se llama «Tregua de Navidad».
Y hablando de cosas menos tristes, Mesen está en la zona donde se disputa una de las clásicas de primavera y que calienta el ambiente el fin de semana antes del Tour de Flandes. Hablamos de la Gent Wevelgem.
A pocos kilómetros de salir de Mesen, llegamos al Kemmelberg, una colina que representa el punto más alto de Flandes, con 156 metros de altitud sobre el nivel del mar.
Los primeros pobladores de este lugar fueron los Celtas, pero este sitio es conocido sobre todo por dos cosas: La Primera Guerra Mundial y la carrera Gent-Wevelgem.
Se considera uno de los muros decisivos de la carrera, ya que normalmente se sube dos veces en el recorrido. Tiene varias vertientes y una de ellas con un 23% de desnivel, además de estar adoquinado, lo que le da el carácter típico de estas tierras. Muy bonito de hacer en otoño con el bosque lleno de colores.
La carrera se disputa en primavera, con los árboles todavía sin hoja, lo que es una pena ya que seguramente en otro momento del año sería más bonito el paso del pelotón por aquí. Que le vamos a hacer, no se puede tener todo.
Gent Wevelgem es una carrera enmarcada dentro de las clásicas de primavera, pero sin ser un monumento y si una carrera «más local». El año pasado estuve en el Kemmelberg viendo pasar el pelotón y había un ambientazo buenísimo. Clásico ambiente que se vive en Bélgica. Hay que estar aquí para entenderlo. Si ves solo unas fotos podrías pensar que es como en cualquier sitio, pero te aseguro que aquí el ciclismo es religión y se vive con mucha intensidad. Hay una cultura y una tradición muy fuerte en esto de la bici y es que no hay que olvidar que este deporte prácticamente nació en este rincón del globo.
Llegamos a otro de los «checkpoint» de la ruta: La Puerta de Menin, en Ypres.
Este monumento es en memoria de soldados británicos muertos en la Primera Guerra Mundial, que no fueron enterrados en sitio conocido. Es una barbaridad la lista de nombres que llena las paredes del monumento en su interior. En este sitio, es inevitable reflexionar sobre la barbarie y la sinrazón de la guerra.
Creo que todavía no hemos aprendido mucho del pasado…
Este cementerio de soldados franceses (más de 4000 hombres hay aquí enterrados), es solamente un ejemplo de los muchos que hay por toda la zona.
La última foto que hice durante la ruta está hecha en el mismo sitio donde hice otra igual, en mi primer viaje de dos días por Bélgica, en 2017. Era obligado parar a sacar la foto nueva, ya que no había vuelto a pasar por aquí desde entonces.
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